miércoles, 17 de diciembre de 2014

Persecuciones y antiguas segundas pieles


Hoy te he encontrado en los andares de otro y has inundando con tu olor la que fue, en su día, tu vida.
Aún no he conseguido echarte.
Hoy he perseguido a otro, intentando recuperar un recuerdo del que nunca quise deshacerme.
He inundado con cobardía la que es ahora mi vida
y te he echado de menos.

¿Por qué no paras?

Sabíamos que no podíamos ser más que desconocidos
pero yo jamás firmé querer serlo.
Intentamos borrar del mapa todos aquellos lugares en los que estuviera el otro.
Borramos lo que un día fueron futuras ciudades, borramos los espejos y las mil habitaciones en un solo cuarto.
Borré los días de no saber querer, de no querer seguir. Borré las flores y borré la luz de mi túnel de infancia. Borré la entrada a mar abierto, camino de mi libertad como persona que ha querido y que nunca lo ha vuelto a hacer como entonces.
Supe borrar el frío de mis manos y ahora tengo el pasado congelado aquí dentro.
Ni te imaginas la de glaciares que se forman debajo de la cama cuando no miras.

Vete.

Aún me siento sola cuando abro cajones y no apareces,
casi tanto como cuando aparecías.
Aún te siento cerca cuando paso junto a los contenedores donde intenté tirarte.
Ilusa: sólo se fue la parte de ti que no me había carcomido por dentro, y eso me carcomió aun más.
Sigues siendo tú todas las personas a las que veo doblar esquinas,
pero ninguna de ellas lo hace para abrazarme con miedo.
O por él.

No vas a entrar.

Me sigue dando y quitando vida lo que un día me la dio y me la quitó a partes desiguales.
Ni te vas a ir
ni voy a dejar de escribirte.


lunes, 8 de diciembre de 2014

Volantazos

¿Meter el dedo en la herida no es sólo
otra forma de cerrarla?
Nos fuimos cada uno por caminos diferentes, sin ser capaces de borrar las ganas de dar media vuelta y volver al cruce que lo jodió todo.

Ni olías a ti, ni dejé de ser una completa desconocida.
Entré porque pensé que era la única manera de combatir el frío y ahora no consigo quitarme la escarcha de los hombros.
Tantos años y todo seguía igual, excepto nosotros.